Ya sabemos que se acerca la Cuaresma, preámbulo penitencial a la gran celebración de la Semana Santa de Viveiro. Una Cuaresma cargada, como cada año, de largas listas donde los "detallitos" de cada cofradía se pueden ir tachando a la vez que van quedando menos días para el Domingo de Ramos. Llegará el Cartel a los escaparates de la ciudad del Landro. Llegará el Programa Adral lleno de acordes lacrimosos, conferencias y otros actos que nos situarán en la misma Vía Dolorosa. Llegará el Libro Pregón, puntual como cada año. Y un nuevo pregonero, que exaltará, con suma delicadeza, lo que las pabras no pueden describir, porque si una imagen vale mas que mil palabras, en Viveiro las palabras enmudecen para contemplar, con ojos llenos de ternura, una nueva Semana Santa.
Y es que sabemos que pronto llegará, cuando Nuestra Madre Santa María de la Clemencia viste de Hebrea. A Ella, invocamos con la misma oración que el Rvdo. D. Manuel
Ares terminó su discurso el día de la donación:
Acepta, Madre este don
que te ofrenda mi cariño
y guárdame como a un niño
cerca de tu corazón.
Que nunca sea traidor
al Amor que hoy me enajena
y aunque el dolor me taladre
y haga de mi un crucifijo,
que yo sepa ser tu Hijo
que sienta que eres mi Madre.
¡Oh Clementísima. Oh piadosa!
En la dicha, en la aflicción,
en mi vida y en mi agonía
mírame con compasión
no me dejes Madre mía.
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